miércoles, enero 31, 2007

Increíble

Acabo de mantener una conversación con una mujer adulta, con estudios universitarios, que sostenía con absoluta seriedad que la astrología es una ciencia. Y no es, como creí en un principio, que se confundiera con la astronomía...

Ya nada me sorprende.

martes, enero 30, 2007

Niveles de lectura

Cierta vez, hablando con una compañera de clase de los libros que estábamos leyendo, le comenté que acababa de devorar El Aleph, de Borges. Se me quedó mirando con expresión sorprendida y me preguntó:
- Pero... ¿lo entendiste?
Como puedo suponer que no me preguntaba por mi capacidad para comprender el castellano, es probable que la cuestión se refiriese a si había conseguido aprehender todo lo que Borges había querido "meter" en ese libro (o lo que los críticos creen que había metido). La verdad es que en aquel momento podía haberle echado un poco de cuento y divagar por las construcciones laberínticas de Borges, las referencias clásicas que maneja en su obra, y demás cosas que había leído en una enciclopedia. Sin embargo, me encogí de hombros y respondí con un "sí" lo bastante vago y distraído como para que ella sacara sus propias conclusiones.
La verdad es que no había entendido el libro. Al menos, no de forma completa y erudita. Me había limitado a leerlo, a disfrutar de las historias y a fruncir el ceño cuando no veía claro algún giro inesperado en un cuento. Y no me siento abochornado ni creo que tenga que revisar esa lectura: si alguna vez releo El Aleph, lo haré con la misma despreocupación, porque me parece que todos los niveles de lectura son válidos, desde el erudito hasta el aficionado. El primero, por muchas vueltas que le dé a la cabeza, nunca conseguirá su objetivo de "desentrañar" al autor (y si lo consiguiese, el resultado se parecería a la realidad tanto como un mapa se parece al terreno real que representa). En el segundo caso, nadie es tan estúpido como para no poder sacar algún provecho de un libro, una canción, o cualquier obra de arte.
Lo peor de todo es que, la mayor parte de las veces, quien está empeñado en que compartas su lectura de una obra no es tanto el autor de la misma, deseoso de que conectes con él, sino otro lector que en realidad busca competir contigo y demostrar hasta qué punto su comprensión es superior a la tuya. Una persona normal, (creo yo), sabría disfrutar de sus propios placeres y respetaría la forma en que los demás disfrutan de los suyos. Por desgracia, el mundo está lleno de snobs e integristas.

viernes, enero 26, 2007

De por qué dejé de leer (con asiduidad) blogs sobre política

En varias ocasiones al mencionar algunas familias se nos decía que eran "fascistas". A la gente le gustaba repetir la palabra "fascista": un poco como hace la gente del campo en nuestro país cuando utiliza algunas expresiones de la ciudad. Quizás el uso de esta palabra se ha extendido tanto porque es como un conjuro que una vez pronunciado exime de explicaciones y justificaciones. Creo que a menudo tanto las personas que fueron ejecutadas por ser fascistas como las que las ejecutaron habrían sido incapaces de explicar, aunque las amenazaran con la pena de muerte u otros castigos, qué era realmente el fascismo. Para quienes matan, esta palabra es como una fosa común donde se arrojan cadáveres, todos juntos y de cualquier manera, después de ejecutarlos. Por desgracia, cada día que pasa ves que esa fosa común es más profunda, más incluso que los precipicios de Sierra Morena. No es difícil suponer que al otro lado de la línea de combate hay otra fosa común, igual de profunda. En este caso la palabra mágica es "comunismo" y su significado preciso es una incógnita para quienes mueren o matan por ello.
Es un fragmento del libro "En la España roja", de Ksawery Pruszynski, periodista polaco que durante la guerra civil española ejerció de reportero en la zona republicana. Lo saqué de un extracto que publicó hace poco el suplemento dominical de un periódico.
Salvando las distancias, la discusión política en este país sigue estando teñida con esos mismos matices cainitas y tribales, además de sostenida en la enciclopédica ignorancia de la mayoría de sus participantes. Para más inri, parece que quienes vuelcan su bilis en blogs políticos tienen a su lado en todo momento un catálogo de falacias... y lo usan del modo incorrecto.
Lo más gracioso (si es que hay algo gracioso en esta situación), es que si de casualidad llegase hasta aquí algún asiduo opinador político de la red, quizás piense que tengo razón, que sus oponentes son así, pero no se verá a sí mismo reflejado. Craso error.
Con este panorama tan poco estimulante en lo intelectual y tan perjudicial para la acidez de estómago, es comprensible (o eso espero) que, desde hace algún tiempo, haya dejado de prestar atención a la "blogosfera" política. Al fin y al cabo, para tener discusiones agrias que no van a ninguna parte, siempre será mejor discutir sobre fútbol, que tiene la gran ventaja de ser un tema por completo irrelevante.

jueves, enero 25, 2007

Concepto

Estoy en la Secretaría del Departamento que me ha concedido una beca de colaboración y la simpática funcionaria me va alargando papeles para que los firme, mientras me cuenta qué pasos debo seguir a continuación. Escucho sus instrucciones, intentando no pasar nada por alto, firmo aquí y allá, y ella me alarga un último papel diciéndome:
- El profesor te había enviado un e-mail diciéndote que la beca son 750 € mensuales, ¿verdad?
- Uhum...
Asiento con la cabeza y pienso: "¡ajá! ya sabía yo que había truco: ahora me dirá que esa es la dotación total, a repartir entre los tres becarios, o que en realidad es un pago bimensual, o algo así..."
- Lo que ocurre es que la beca es de enero a diciembre y, claro, como no te incorporas hasta el 1 de febrero...
- Ya, entiendo.
Pienso: "me va a decir que el mes de enero no lo cobro, como es lógico".
- ... los 750 € de enero se prorratean en los otros 11 meses, de modo que se queda en ésa cifra cada mes.
Señala el papel que tengo en las manos y veo una cifra en negrita que sobrepasa los 800 €. No sé qué cara se me habrá quedado, pero me pregunta:
- No hay ningún problema, ¿verdad?
- No, no...
Firmo ese último papel y me despido, preguntándome qué concepto tendrá esta mujer de "problema".

Poesía urbana

Cuando nieva es como si lloviera despacito y los coches aparcados acabaran de salir del congelador. Te abrochas el abrigo, te pones la capucha, te subes la bufanda hasta la nariz, se te empañan las gafas... Te bajas la bufanda un poco y, a pesar de tu aspecto, no te dedicas a la guerrilla urbana sino a caminar con cuidado por esas aceras casi congeladas que amenazan con hacerte caer. Y así, cuando llegas con una antelación exagerada pero prudente a pedir turno para pedir cita en el hospital (endevé cómo está el patio, oiga), descubres lo agradable que resulta, en una gélida mañana de enero, sentir cómo tus vaqueros se descongelan y la sensibilidad vuelve a tus piernas.
Aujourd'hui tout va bien.
[Croquis, se pronuncia "oyugduí tut vabián", ¿verdad?]

viernes, enero 12, 2007

Convivencia

Elegir con quién compartes piso es una cuestión no exenta de riesgos: si te vas a vivir con un desconocido, es posible que ganes un amigo, pero si te vas a vivir con un amigo, es probable que pierdas una amistad.
O viceversa.

[Ya volví de mis vacaciones.]