Cuestión fundamental
Querida amiga:
Me pregunto si es correcto llamarte así, tanto por el adjetivo como por el sustantivo. Hace mucho tiempo que no hablamos, que no sé nada de ti. Te conviertes cada vez más en un recuerdo, y los momentos que pasé contigo adquieren en mi memoria la inconsistencia de un sueño lejano.
Tu amor por los libros, tu disposición incansable para discutir, los novedosos matices con los que lo ya conocido se teñía bajo tu mirada… Todo cuanto amé en ti queda sepultado por tu permanente falta de tiempo, por las llamadas no devueltas, por tu expresión de fastidio cuando, por casualidad, nos vemos… El afecto queda atrás y sólo queda la íntima y perversa satisfacción de haber sido yo quien, esta mañana, no hizo ademán de detenerse para hablar cuando nos cruzamos. Con un “buenos días” tan formal que era puro hielo, me alejé siguiendo mi camino. Pero toda victoria es efímera, y poco después, al volver a verte, quise saber cómo estabas. El hielo, esta vez, lo pusiste tú.
Me resulta cada vez más evidente que, mientras yo te reservo un lugar en mi corazón (o en mi hígado), tú me tienes olvidado en algún rincón de tu memoria dedicado a “asuntos pendientes e irrelevantes”. Espero equivocarme, pero no tengo motivos para formarme otra opinión.
Así pues, ¿me queda algún motivo para llamarte “querida amiga”? Quizás sólo uno, que soy un cabezota y me empeño en hacer mío el lema de Edmond Dantés: “Confiar y esperar”.
Siempre tuyo, mientras conserve la paciencia,
Yo.
2 Comments:
Ser frío... nunca es fácil... puedes mantenerte frío y convencido de tu actutud como mucho un par de veces, pero tarde o temprano abandonarás esa actutud. Incluso puede que más de dos veces consigas aparentar frialdad... pero por dentro, ay! por dentro nadie es de piedra. He ahí la cruda realidad (ala, y aquí sí que pongo "he ahí").
Nos vemos por la biblioteca!!
:*
Amigo es una persona que querrías que estuviese contigo en cualquier situación.
Querido amigo es lo que ponen en las cartas de publicidad.
No saludar en esas circunstancias, se llama despecho...
Conservar los sentimientos por la gente, porque sabes lo que son en realidad, a pesar de las circunstancias y de las apariencias, es lo que nos hace más humanos. Querer a alguien no depende de si alguien te quiere a tí.
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