Avance

Adelanto en exclusiva de la auto-entrevista de próxima publicación en Cronicas Dispersas:

P: Diganos, señor Cronista, ahora que ha terminado sus estudios -me atreveré a añadir un "por fin" que, espero, no se tome usted a mal-, ¿qué planes tiene?

R: Follar y leer. No parece haber ninguna voluntaria dispuesta a colaborar, pero da igual: tengo muchos libros.

P: Muy en su línea. ¿Qué me dice del largo plazo?

R: Lo mismo que Keynes.

P: ¿Y si se atreve a responder sin hacerse el gracioso?

R: Entonces esto sería una entrevista seria y se la haría usted a alguien que tuviera algo importante que decir, ¿no cree? Pero si quiere que le diga cómo me veo en diez años, aparte de con una calvicie más pronunciada, supongo que mis opciones están entre ser un huraño agricultor aficionado, que espanta con una tijera de poda el fantasma de todas las cosas a que ha renunciado (opción Edipo redivivo) y ser un pseudo-matritense que odia vivir en Madrid pero que se queda porque se gana dinero (opción claudicante). La opción de encontrar algo interesante y honesto a lo que dedicar mi vida está muy lejana, desde mi perspectiva actual.

P: No tiene usted término medio: o se pone la careta de frívolo puñetero, o la de llorón autocompasivo. ¿Cómo es usted realmente?

R: Debo de estar en algún punto medio entre ambos personajes, si tan rápidamente paso de uno a otro. Aunque quizás el universo sea curvo y ambos personajes sean el mismo. Sería fácil hacer una referencia al payaso que está triste, o al tipo dentro del traje de Mickey Mouse, que no sonríe, pero son lugares comunes que, de tan usados, ya no dicen nada. Sólo soy un gordinflón capaz de hacer una montaña de un grano de arena pero que luego no consigue tomarse en serio la montaña. Algo así... Y, si no le gusta la respuesta, le digo como Pancho Villa: "escriba que dije algo".

[Continuará]