martes, julio 27, 2010

Manual para el ejercicio de la oposición política

Considérese que un responsable político, para tomar una decisión ante cualquier asunto que se presente durante el ejercicio de su gestión y en el área de sus competencias, seguirá un protocolo que comprenda, al menos, los siguientes pasos:
  1. Meditar (a) la conveniencia de adoptar o no (b) alguna medida;
  2. Si es necesaria una medida, deberá identificar aquellas que son factibles (c);
  3. De entre las medidas factibles, tendrá que elegir las deseables (d);
  4. De entre las deseables, escoger aquella que minimice gastos (e) o perjuicios (f), o bien maximice beneficios (g);
  5. Una vez elegida la mejor opción (h), deberá formularse correctamente (i), negociarse (j), en su caso, aprobarse (k) y ejecutarse (l).
  6. Por último, sería conveniente evaluar lo realizado (m) e identificar las posibles mejoras que puedan introducirse en el futuro (n).
Una vez sistematizado dicho proceso de toma de decisiones, podemos definir la labor de la oposición como el uso de las siguientes vías de ataque a la gestión del Gobierno al que se quiera desgastar:

  1. "El Gobierno ha actuado con precipitación", o bien "El Gobierno no ha sabido responder con la debida celeridad";
  2. "La intromisión del Gobierno sólo puede empeorar la situación", o bien "La irresponsable inactividad del Gobierno agravará las consecuencias";
  3. "Las propuestas del Gobierno son irreales", o bien "El Gobierno obvia soluciones más sencillas y eficaces";
  4. "Este Gobierno carece de prioridades definidas", o bien "El Gobierno desconoce las necesidades de los ciudadanos", o "El Gobierno plantea unos objetivos peligrosos";
  5. "El Gobierno escatima esfuerzos";
  6. "El Gobierno perjudica gravemente a quienes sufren sus medidas";
  7. "El Gobierno sólo beneficia a sus amigos/sus votantes", o bien "El Gobierno no tiene en cuenta las verdaderas necesidades de la población";
  8. "El Gobierno es incapaz de adoptar decisiones correctas";
  9. "El Gobierno es incapaz de formular una política coherente";
  10. "El Gobierno es rehén de grupos minoritarios que atentan contra el interés general";
  11. "El Gobierno impone sus medidas como un rodillo", o bien "El Gobierno carece de iniciativa";
  12. "El Gobierno se empeña en seguir adelante con sus políticas ineficaces", o bien "El Gobierno no cumple lo prometido".
  13. "Los resultados de las políticas de este Gobierno son paupérrimos", o bien "Las nefastas medidas de este Gobierno han dado el único fruto que podían dar: ninguno";
  14. "El Gobierno necesita rectificar a cada paso", o bien "El Gobierno es incapaz de rectificar".
    Negar cualquier mérito o capacidad al adversario y proclamarlo a los cuatro vientos es un requisito indispensable para dominar el arte de la irritación perpetua. El objetivo es que esta irritación mine la credibilidad del Gobierno y alimente en el público la convicción de que es necesario un cambio. Así, sembrando cizaña se recogerá, con el tiempo, una buena cosecha electoral.