Paulino se retrata
Los canarios tenemos una sensibilidad especial con las opiniones ajenas. Las positivas nos suben la moral y generan todo tipo de alianzas eternas y adhesiones incuestionables. Lo mismo pasa en toda España (desde que Woody Allen dijo que le encantaba Barcelona y que Oviedo era una ciudad "mágica", aquí lo tenemos por la quintaesencia del cine... y puede que lo sea, pero no por sus últimas películas, desde luego) pero en Canarias esta sensibilidad se eleva a la enésima potencia. ¿Quiere caerle bien a un canario? Dígale que las islas son maravillosas y que qué envidia, qué bien se vive, qué tranquilidad, qué gente más amable y acogedora, bla, bla, bla... Aconsejo algo de prudencia a la hora de tratar dos asuntos: el acento y la residencia. Los canarios hablamos como hablamos porque así lo hemos aprendido, no para que los demás se diviertan. Si le dices a un canario que te encanta su acento, lo más probable es que piense que le consideras un mono de feria. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que una afirmación como "si pudiera, me iría a vivir para allá" tampoco es necesariamente bien recibida. No es lo mismo un simpático visitante que llega para gastarse el dinero y luego volverse a su casa, que alguien que viene para quedarse y competir por espacio y empleo con los autóctonos*.
En lo referente a las críticas, los canarios somos especialmente dados a tomarlas como insultos imperdonables. Más aún si vienen de algún foráneo: "¿qué sabrá el godo/guiri jediondo este?". Una crítica no es una opinión diferente, razonada (es de esperar) y respetable. No, una crítica es un ataque personal al que hay que dar la más furibunda de las respuestas.
No muy furibundo, pero sí algo ofendido han retratado a Paulino Rivero en esta noticia, que recoge su respuesta a lo dicho por Zapatero acerca de que "en Canarias lo que sobra es tanto caciquismo" (no es un análisis muy sesudo, pero tampoco deja de ser cierto). Por un lado, la contestación de Paulino Rivero contiene, punto por punto, los tópicos de una respuesta a toda crítica venida de afuera:
- Tú no eres de aquí y no te enteras/no tienes derecho a hablar.
- Y tú más.
- Lo que tienes que hacer es mandar más dinero y darnos más competencias, no meterte con cómo llevamos aquí nuestro chiringuito.
- Tú no eres de aquí y no te enteras/no tienes derecho a hablar.
- Y tú más.
- Lo que tienes que hacer es mandar más dinero y darnos más competencias, no meterte con cómo llevamos aquí nuestro chiringuito.
Por otro lado, lo mejor de la noticia es que, no sé si por mérito de Paulino Rivero o del redactor, de las declaraciones del Presidente regional se deduce que el caciquismo en Canarias ha llegado a su punto máximo. Así, dice que en Canarias "hay tantos caciques como en Extremadura, León, Castilla La Mancha o en Andalucía, y de eso debe saber mucho el presidente del Gobierno de España". Se olvida de citar a la Comunidad Valenciana, Murcia, Madrid o Galicia, pero es comprensible que no quiera incomodar a su socio José Manuel Soria. El caso es que, siendo Canarias la decimotercera comunidad autónoma por tamaño y la octava por población, tener "tantos caciques como" las demás supone toda una concentración caciquil. Es por eso que, como reconoce el propio Paulino Rivero, el número de "caciques por metro cuadrado" crece ("prolifera") más en la península que en Canarias, donde ya no debe de quedar espacio para ni un cacique más. Aunque, pensándolo bien, el caciquismo debería medirse por población o, mejor aún, por PIB. Pero como llevo ya un tiempo viviendo fuera del archipiélago, no quiero contradecir a nuestro Presidente autonómico, no sea que me llame ignorante y me mande a callar.
* No es mi opinión, es sólo una explicación materialista a los prejuicios nacionalistas o raciales.
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