jueves, agosto 19, 2010

El Origen de las cosas

Me envía Monsieur Cork, en un e-mail titulado "Inception", un enlace a esta interesante noticia. Aunque la historia es de diciembre de 2009, no está mal relacionarla con la película de Christopher Nolan, pues para poder insertar la idea del cupón ganador en la mente de la señora, además de la tecnología que aparece en la película, sería necesario realizar un viaje en el tiempo.
Pero, ¿qué ocurriría si se calculase mal la duración del viaje? Por ejemplo, si los viajeros llegasen al pasado un día antes de lo debido, aunque desarrollan el resto del plan de acuerdo con lo previsto. Consiguen implantar el número del cupón ganador en el sueño de la señora, que al despertar va al punto de venta, pide exactamente ese número y, por la noche, sigue el sorteo por televisión con un extraño presentimiento... y no saca nada. Sin embargo, dos días después, al pasar frente al kiosco de la ONCE, ve que el número soñado resultó premiado en el siguiente sorteo y se apoderan de ella, a partes iguales, un sense of wonder y una rabia que no se puede aguantar...
Pero entonces despierta y se da cuenta de que sólo estaba soñando, así que decide ir a comprar el número de la ONCE, tal y como lo soñó, y seguir jugando ese mismo número todos los días hasta que salga. Entonces, tras algunos sorteos, acaba ganando 35.000 euros y se ve a sí misma, henchida de gozo, cobrando un dinerillo que equivale, aproximadamente, al salario de casi dos años...
Pero entonces despierta y advierte que sólo estaba soñando que soñaba y ganaba la lotería. Se levanta y recuerda que, en realidad, acaba de ser designada para un alto cargo del Consejo Insular de Mallorca y de repente le vuelve ese hormigueo de disgusto al recordar que, en la toma de posesión, tendrá que jurar la Constitución, cuando ella es independentista catalano-balear. Sin embargo, ve en el telediario matutino que algún político de ERC en Cataluña ha jurado su cargo con la fórmula "por imperativo legal, juro", lo que supone un alivio, pues parece una forma adecuada de soslayar según qué contradicciones y le permite ejercer una parcela de poder sin comprometer, al menos a priori, su coherencia ideológica...
Pero entonces despierta y se da cuenta de que ha estado soñando que soñaba soñar y que, en realidad, es una salmantina de veintipocos años que acaba de terminar sus estudios universitarios y se prepara para presentarse a unas oposiciones dentro de uno o dos años, mientras vive en Salamanca con su novio independentista gallego, lo que le ocasiona algún que otro disgusto cuando el chaval, que por otra parte es buena persona, se empeña en culparla personalmente de la opresión colonial que sufre la cultura gallega, sólo porque ella le pregunta "¿cariño, vamos a La Coruña este fin de semana?" y, para colmo, luego el muy bruto se ofende cuando, en la discusión subsiguiente, ella le replica "pero, ¿¡¿acaso no dices tú en gallego Castela e León, joder?!?". Sin embargo, ahora que ha comprendido, gracias al sueño, los contradictorios sentimientos que anidan en la mente de un/a independentista/o, ha aprendido que debe ser más tolerante con las manías ajenas y tener un poco de "mano izquierda" ya que, después de todo, el chico se cuida bastante y además es ingeniero, así que, ¿qué más quieres, hija mía? Además, como también ha aprendido cuán importante es asegurarse un cierto nivel de ingresos, decide preparar las oposiciones con una constancia cercana a la obstinación, que no están los tiempos para aventuras ni para depender del mercado.
Pero entonces...