jueves, julio 16, 2009

Estar en la luna

En esta noticia del ABC, sobre un nuevo libro que desmonta la tesis de que la llegada a la luna fue un montaje, he encontrado el siguiente comentario:
"Yo a este científico le diría una cosa, NIO ME CREO QUE EL HOMBRE PISÓ LA LUNA EN AQUELLA FECHA. Y mi argumento es que en aquella fecha 1969 los ordenadores eran edificios de dos plantas y que una calculadora científica actual tiene mucha mas potencia que un ordenador de entonces."

Juan Español Andalú, 15/07/09, 18:38h.

Se intuye, a partir de tan preclaro comentario, que la ciencia sólo fue posible después de que hubiera ordenadores. Al parecer, antes de que los ordenadores lo hicieran todo, no había trigonometría, ni física, ni ingenieros, ni laboratorios, ni se podía comprobar el correcto funcionamiento de los aparatos ("¡JA! ¿Cómo iban a hacerlo, sin simulaciones en 3D?"), ni se podía hacer, conocer o proyectar absolutamente nada.
Así pues, ¿alguien se imagina a un ingeniero haciendo cálculos sobre un papel, con un bolígrafo? ¡Eso es ridículo! ¿Cómo iba a saber qué cálculos hacer, qué variables tener en cuenta? Nada de eso forma parte del conocimiento humano, sino que está dentro de los ordenadores. Aún digo más: el viaje a la luna fue imposible porque los científicos de la NASA no pudieron consultar la wikipedia para saber a qué distancia orbita el satélite terrestre...
Resulta que una institución formada por ingenieros y científicos, con todo el dinero que pudieran necesitar a su disposición, por aquello de la guerra fría, el prestigio internacional y "mi misil intercontinental cohete aeroespacial es mejor que el tuyo", no fue capaz de llevar a un hombre a la luna (mejor dicho, a doce, entre julio de 1969 -Apollo XI- y diciembre de 1972 -Apollo XVII-) cuando todos sus esfuerzos se destinaban a ello y pese a que anteriormente habían conseguido sucesivos éxitos (tras muchos fracasos, desde luego) en poner un satélite en órbita (Explorer I), llevar a un hombre al espacio (Alan Shepard), impactar contra la luna (Ranger VII) y, por fin, alunizar (Surveyor I). Parece ser que no es suficiente explicación, tampoco, que llevar a la luna una nave tripulada fuera una prioridad para la NASA, pues los soviéticos se habían adelantado en todo a los estadounidenses (Sputnik, Yuri Gagarin, Lunik 2 y Lunik 9). Y, por último, el hecho de que la URSS y su agencia espacial, no denunciaron el fraude que tan fácilmente dicen detectar los conspiranoicos del "montaje lunar", tampoco indicaría nada. Se ve que era mucho más fácil y asumible para la NASA el ridículo de grabarlo todo en un estudio y que luego se pudiera saber el engaño (por algún fallo, o porque lo desvelase alguno de los participantes en el montaje), que intentarlo de veras, costase lo que costase (por ejemplo, la vida de tres hombres en el incendio del Apollo I). Definitivamente, a un conspiranoico le das la navaja de Occam y se corta un dedo.
Y no es que yo defienda el programa espacial de la NASA, que si por mí fuera estaría dando vivas a Gagarin todo lo que hiciera falta, pero la contumacia de algunos es irritante. Sobre todo, cuando viene acompañada del consabido "nos tiene sometidos una conspiración mundial que nos miente y manipula". El método para crear conspiranoias es muy sencillo: enfocas tu atención en algún detalle parcial y específico de los hechos que, con mucha imaginación, pueda servir para cuestionar al menos una parte de "la versión oficial" sobre lo ocurrido (sea lo que sea), multiplicas la importancia de ese detalle y exiges que quien quiera mantener "la versión oficial" demuestre que te equivocas. Además, identifica al beneficiario del asunto, aquel al que más le perjudicaría que se descubriese que la versión oficial es mentira (al fin y al cabo, no es el espíritu crítico el que te guía, sino la búsqueda de culpables) y ya tendrás todos los elementos necesarios.
Luego, aunque refuten con datos tus afirmaciones, aunque tu teoría quede desmentida por un estudio riguroso, ignora las respuestas y reitera tu historia hasta que haya más gente que la repita: seguro que encuentras una legión de seguidores, aunque tengan que renunciar a la razón para secundarte. Al fin y al cabo, pocos se resisten a una buena historia de supervillanos.
Tengo dos teorías sobre por qué existen las teorías conspiranoicas y por qué son tan populares. Probablemente sean ambas falsas, o quizás ambas puedan aplicarse, dependiendo del grado de inteligencia del conspiranoico en cuestión. Juzguen ustedes mismos: en primer lugar, la conspiración es una historia de supervillanos, así que quien la descubre y la denuncia es, por oposición, un superhéroe. La conspiranoia es una vía de escape frente a la intrascendencia de la vida en general y de la vida del conspiranoico en particular. Es una forma de luchar contra el absurdo, contra que los sucesos puedan carecer de todo objetivo último e inefable: un loco solitario no debería poder matar a un presidente norteamericano desde un almacén, no es posible que no les interesemos lo más mínimo a los extraterrestres (que, por supuesto, existen: ¿qué sentido tendría, si no, la infinitud del Universo?) y, sobre todo, no es posible que el Gobierno no me esté mintiendo. Frente al absurdo, enarbolando la bandera de su propia importancia, se sitúa el conspiranoico. Quizás haya que pensar que el arrobamiento con que Pedro J. Ramírez habla de la "labor de investigación" de su periódico sobre el 11-M no sea del todo cínico.
En segundo lugar, y esto se aplica sobre todo a los conspiranoicos de Zeitgeist y similares, la conspiranoia es una herramienta muy eficaz para cierto tipo de conformismo muy extendido entre quienes se tienen por radicales: la complacencia de estar cabreados sin esperanza. La supuesta conspiración del Gobierno y las corporaciones contra los individuos es tan inabarcable que no se puede hacer nada contra ella. Nada, salvo escribir panfletos, colgarlos en internet y comentar (con mucha rabia y camaradería) los que escriben otros conspiranoicos. La gran ventaja de tener un enemigo imbatible es que no tienes por qué intentar derrotarlo.
En resumen: las teorías conspiranoicas se elaboran para darle a los sucesos algún sentido tenebroso y retorcido que sitúe a quien las elabora en la posición de luchador por la verdad y la justicia. Además, son para quien las elabora y cree en ellas la manera más fácil de creerse inteligente, radical e iluminado, cuando en realidad es un perfecto conformista. Luego está, por supuesto, la explicación más evidente: las conspiranoias existen porque la gente es idiota. Pero esta es la explicación que ofrecería una amiga mía, y tenemos por costumbre no estar nunca de acuerdo.

sábado, julio 04, 2009

Vinilismo

Los vídeos que enlazo hoy reúnen dos de mis aficiones: los discos de vinilo y la erudición sobre cuestiones irrelevantes, puntuales o marginales. Primero, una canción:


La canción es "Amen, Brother", cara B de un single de 1969 del grupo The Winstons. En el siguiente vídeo explican, con más vinilo, un repaso a la historia reciente (o no tanto) de la música y una reflexión sobre los derechos de autor, la importancia del breve solo de batería que se escucha hacia la mitad de la canción.


Hablando de solos de batería, a estos vídeos llegué desde este otro de Rowan Atkinson, que tampoco está nada mal. Hay que ver lo que se aprende gracias al aburrimiento y a los enlaces de youtube...

viernes, julio 03, 2009

Camarada Mercado

Cuando todavía pensaba que hacer un doctorado podía ser una buena idea, si encontraba alguna universidad donde pudiera estudiar algo más allá de las montañas de funciones bajo las que se esconden la micro y la macroeconomía, me suscribí a un boletín de noticias de Economía Heterodoxa. Ahora, una vez abandonada toda esperanza de conjugar mis intereses personales con mi futuro profesional*, rara vez le hago demasiado caso a los e-mails que periódicamente me llegan con noticias sobre seminarios, reseñas, artículos, etc. Suelo mirar si hay algún artículo de algún economista sraffiano disponible para descargar, pero poco más. A pesar del interés tan liviano con el que leo estos mensajes, me llamó la atención el encabezamiento del último que recibí:

From the Editor.
In two days, the Bremen Workshop on Assessing Heterodox Economics Research in a European Context will take place. While working on the preparations for the Workshop I received the following e-mail from an Australian colleague:

Just back from a deeply depressing staff meeting, at which we learned that the Deputy VC (Research) intends to actively discourage staff from publishing in B-ranked journals, on the grounds that ‘it will pull down the average’. When implemented (as it will be), this will eradicate heterodox economics (and HET) altogether... A longer-term cloud on the horizon is staff support for compulsory (mainstream micro, macro, econometrics) coursework for all new PhD students, which will eradicate heterodox research students too. When I pointed out the effect on anyone doing research in HET or political economy (all 4 of my current PhD students), it was suggested that they might be exempted because they are ‘not doing economics’.


Las negritas son mías. Empezando por el final, lo cierto es que pese a que en un principio me cabreó la suficiencia con la que alguien se había atrevido a decir que la economía heterodoxa "no es economía", luego pensé que, viniendo de la clase de persona de quien se puede intuir que viene ese comentario, y considerando la idea que tiene esa gente de "qué es economía", resulta todo un halago que no te cuenten entre los suyos.
El otro asunto, que quieran "desalentar" cualquier investigación que no tenga cabida en publicaciones "de prestigio", ya es un poco más serio e indignante. Estos partidarios de la "economía de mercado" con una mano te ofrecen la sociedad abierta y toda la libertad (de elección, de pensamiento, de expresión) que puedas imaginar, mientras que con la otra mano te golpean con un ránking académico, no vaya a ser que te salgas del rebaño: "si quieres publicar en la revista de la URPE, no investigues en mi universidad". Estos prestigiómanos, en cuanto se ponen a censurar cualquier idea heterodoxa, son tan implacables como el Comisario Político más fanático.
Por lo que se ve, el hecho de que sólo pueda existir un pensamiento no es perverso en sí mismo, sino sólo en caso de que te lo impongan los sicarios de una dictadura. Si quien te dice qué debes pensar es un buscador de rentas que quiere ampliar el presupuesto de su departamento en virtud del número de estudios publicados en revistas académicas "de primer orden", entonces todo está bien: tus opiniones e intereses puedes usarlos como papel higiénico.
Así que ya saben, niños: vayan a la universidad no sólo para adquirir una sólida preparación para su vida profesional, sino también para aprender qué significan la libertad, el pluralismo y el debate abierto y sin impedimentos. Sobre todo, para aprender que no significan nada ante los caprichos del poderoso caballero.


* Por otro lado, también hay que reconocer que es difícil que exista un trabajo que se adecúe a mis intereses. Por más que busco en infojobs, por "leer, discutir y escribir (de vez en cuando)" no me sale nada interesante.