domingo, noviembre 24, 2013

Coherencia


El autor de esta pintada, que si nadie la ha borrado debe de seguir en la calle Porto Alegre de Arrecife, quiso predicar con el ejemplo: quizás en algún momento pensó que no le iba a caber todo el mensaje en tres líneas, pero prefirió descartar dicho razonamiento y confiar en su sensación de que todo encajaría a la perfección. Y así le fue, claro.

miércoles, noviembre 20, 2013

Repostería y dichos populares

Esta mañana estaba en la biblioteca, sentado delante de un libro de econometría y, como es obvio, mi mente estaba en algún otro lugar. Recordé una expresión que leí no hace mucho: "hacer pan con unas tortas" y me puse a darle vueltas.
Lo primero que recordé es que hace años había oído algo similar: "hacer pan con buenas hostias", que parece designar al hecho de emplear un considerable esfuerzo para conseguir un bien considerado inferior a partir de otro que se tiene por superior. Esto último lo supongo porque a quien le oí esta expresión era católico practicante (creo) y porque creí entender que se refería a hostias ya consagradas. Es decir, "hacer pan con buenas hostias" es una pérdida de tiempo y un gasto estúpido.
No obstante, la expresión "hacer pan con unas tortas", al ser una versión laica del mismo concepto, plantea otras cuestiones. Cuando uno transforma una hostia le está quitando un atributo superior (al menos, para alguien que comulgue con ese sistema de creencias) para convertirla en algo mundano e inferior: la priva de lo más elevado y la rebaja a la mundana categoría de alimento. Pero una torta y un pan pueden compararse en plano de igualdad: de partida, ambos son alimentos. Entonces, ¿es siempre preferible una torta a un pan? No necesariamente: tanto por sabor como por consistencia o forma, un pan puede ser preferible a una torta. Dependerá, en todo caso, de las circunstancias. Así, "hacer pan con unas tortas" deja de ser necesariamente estúpido y el juicio que nos merezca tal acción dependerá del contexto.
Así pues, al elegirse la versión laica, ¿se ha perdido por el camino el sentido original de la expresión, todo por culpa del pérfido relativismo?
No corramos tanto, que no hace falta Dios para señalar la estupidez en el mundo. Para convertir una torta en pan sería necesaria una tecnología que permitiera extraer de aquella los ingredientes comunes a ambos, para luego cocinarlos, con los añadidos que haga falta, en forma de pan y (es de suponer) desechar los ingredientes no comunes. Podemos suponer también que todo el proceso será costoso en términos de energía y tiempo. Además, si no se quiere desperdiciar el sobrante de la frustrada torta, habrá que refrigerarlo, con el consiguiente gasto de energía. El tiempo es un maní y la energía es cara, así que para convertir unas tortas en pan hay que gastar una considerable suma de dinero. Y, si tienes dinero, ¿por qué no guardas las tortas para luego y vas a comprar pan, alma de cántaro?

jueves, noviembre 14, 2013

Fragmentos

[Extractos de lo que me pasa por la cabeza cuando salgo a caminar.]



No es que me niegue a trabajar, ni que justifique al cónsul español que cerró la oficina a su hora el día de los atentados de la maratón de Boston. Pero una cosa es que (1) ocasionalmente (es decir, dos, tres... quizás cuatro veces al año) haya un aumento de la carga de trabajo, fruto de circunstancias estacionales o de que la empresa consiga un contrato inesperadamente y que por algún motivo (2) no sea viable ampliar la plantilla (por ejemplo, si se tarda demasiado en formar a un nuevo empleado y es probable que, para cuando pudiera producir a pleno rendimiento, ya no sea necesario). Entonces, si tu jefe (3) te pregunta si puedes hacer horas extras, tú aceptas y (4) te las pagan bien, me parece una situación perfectamente normal. Yo aceptaría encantado y cobraría. Sin embargo, es muy distinto que (a) de forma rutinaria las tareas a realizar excedan la capacidad de la plantilla (al menos, en horas de trabajo ordinarias), pero los directivos de la empresa (b) no hagan nada por ajustar la carga de trabajo a los medios materiales y, sobre todo, humanos con los que cuenta la empresa (o viceversa), sino que (c) dan por sentado que los trabajadores van a quedarse en la oficina todo el tiempo que haga falta porque "hay que terminar esto" y, por supuesto, (d) no pagan un céntimo de horas extras porque "más frío se pasa en la calle". Si no se entiende a la primera la diferencia fundamental que hay entre los pares 1-a, 2-b, 3-c y 4-d, debe de ser que yo vivo en una realidad paralela.
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Entonces, la guitarra llevaría dos P-Rails, conectadas cada una a un conmutador giratorio de cuatro posiciones (P-90, Humbucker en serie, Rail, ambas mitades en paralelo), luego el selector de pastillas y luego potenciómetros de 500 kohm de volumen (logarítmico) y tono (lineal). También le pondría tres DPDT para cambiar de fase tres de las cuatro bobinas y... y... ¿cómo se podría hacer para conectar las pastillas en serie? Mmmm... muchos interruptores me parecen ya. ¿Qué quito?
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"Tratar a los demás como fines en sí mismos, no como medios": menudo disparate, en un sistema en que la medida del valor de toda persona es su capacidad para ser medio (de producción).
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Quoting The Simpsons is the pop culture equivalent to quoting the classics. After all, it consists mostly in quoting Homer.
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Aunque, pensándolo bien, el concepto de "horas extras" genera incentivos perversos para ambas partes. De un lado, el trabajador, si se las pagan, puede hacerse el remolón (dentro de un orden) para así echar más horas. De otro lado, el empresario puede interpretar que, puesto que paga, puede pedir cuantas horas extras crea necesarias, sin límite. 
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No, no, no, no... camina media hora más, no me seas gandul, que hay que averiguar qué se siente siendo flaco. O, al menos, no siendo gordo. 
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Y también, en una guitarra tipo Stratocaster, dos conmutadores de cambio de fase y otros tres que permitan conectar las pastillas en serie o paralelo. Unmaster tone, master volume y un conmutador giratorio de seis posiciones que actúe, más o menos, como un Varitone.
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También es cierto que el tema de las pelirrojas es muy confuso, porque decir "me gustan las pelirrojas" como si no hubiera pelirrojas feas o que te produzcan indiferencia... Pero decir "me gustan las pelirrojas guapas" resulta una perogrullada, ¿no? De todas formas, no creo que nadie exija una precisión científica cuando hablamos de preferencias personales.
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Y ya, si eso, también estaría bien dedicarle algo de tiempo a practicar, para llegar algún día a tocar bien la guitarra.