miércoles, mayo 27, 2009

Viendo la tele

Ayer por la tarde encendí la tele un rato. Dado que, hasta que no mejore mi turco, sólo entiendo los cuatro canales que emiten en inglés, puse la BBC - World News. Allí me encontré con esta entrevista a una enferma de esclerosis, activista en favor de una muerte digna. Me sorprendió muchísimo el tono inteligente y la profesionalidad con que estaba hecha. En España, esa misma entrevista hubiera sido:
- Si la hace un periodista progre: un espectáculo de compasión barata y "qué malos son la Iglesia y los fachas que no te dejan morirte como tú quieras".
- Si la hace un periodista regre: una ofensiva despiadada contra la entrevistada, "porque tú lo que quieres es que los médicos maten a los ancianos para que ZP se ahorre el dinero de las pensiones y se lo regale a los directores de cine".
- Si la hace Jordi González: un espectáculo lamentable.
En realidad, sólo confiaría en Mara Torres para hacer una entrevista respetable en este caso, teniendo en cuenta la respetabilidad general de La 2 Noticias. Y por "respetable" me refiero a una entrevista en la que el entrevistador no sea ni amigo, ni adversario, y en la que las preguntas no sean personales ni morbosas, sino invitaciones a que el entrevistado se explique y reflexione, incluso sobre los aspectos más espinosos o las posibles contradicciones de su postura. Es decir, una entrevista en que el periodista respete la inteligencia del entrevistado y del público. Que era lo que hacía Stephen Sackur, presentador de HARDtalk, y supongo que por eso, acostumbrado a cómo es la televisión en España, me sorprendió tanto.

martes, mayo 26, 2009

La cara dura

Todavía me fascina cómo puede haber alguien capaz de, cuando lo trincan con las manos en la masa, en lugar de sonrojarse de vergüenza, enrojecer de ira para denunciar que "todo es una campaña en mi contra". Algo así decía José Francisco Reyes hace dos años, cuando se investigaban en un juzgado sus corruptelas. Por decirlo de alguna manera, José Francisco Reyes fue un alcalde-cacique del sur de Lanzarote que, dándole la vuelta a cierto discurso electoral de Pepón (el alcalde comunista del pueblo de Don Camilo), podría haber dicho: "cuando llegué a la alcaldía de Yaiza, yo era un pastor de cabras; ahora tengo un yate: esa es mi historia".
Y algo parecido dirán los miembros del PIL, ahora que la Guardia Civil ha detenido a diez personas en el Ayuntamiento de Arrecife, entre ellas, a dos concejales de ese partido y a la hija de Dimas Martín, patriarca de la corrupción y el populismo conejeros. A pesar de la espectacularidad de la operación y de la sorpresa que ha causado, mucho me temo que la investigación judicial no hará más que aportar detalles a lo que ya se sabía o se daba por sentado. Aún así, hay gente que sigue justificando al PIL y a la "dinastía Martín". Y les siguen votando. Parece un buen ejemplo de lo que expone Mauro Entrialgo en esta viñeta.



(27/05/09) Actualizo:
Debo de ser adivino: el comunicado del PIL de ayer por la tarde no tiene desperdicio. La puntuación es errática, emplean el verbo "cesar" desconociendo que es intransitivo, los entrecomillados no tienen sentido... Por supuesto, todo lo ocurrido obedece a una "maniobra Política (sic)" en la que dos de sus compañeros están "retenidos, detenidos, secuestrados o desaparecidos". Eso es confiar en el Poder Judicial y en la Guardia Civil, y lo demás son cuentos. Pero que no se preocupen: al parecer, la investigación también afecta a alguien que es, "por motivos familiares", intocable. Ya aparecerá algún traspié procesal para que todo acabe en agua de borrajas.

El discurso de Pepón al que me refería ayer pertenece al cuento "Un fantasma de sombrero verde" (La vuelta de Don Camilo, Giovanni Guareschi). Éste es:

Pepón se registró el bolsillo y sacó de él algo.
–Ciudadanos –dijo–, cuando hace cinco años fui elegido alcalde, yo tenía en el bolsillo un cigarro toscano y quinientas liras; ahora, después de haber sido alcalde cinco años, tengo en el bolsillo doscientas setenta liras y medio cigarro: ésta es mi historia.

Tanto José Francisco Reyes como Dimas Martín, su familia y la mayoría de los políticos de Lanzarote pueden presumir de todo lo contrario.

lunes, mayo 25, 2009

El siglo XXI

En este artículo del Times sobre Almunia (el portero del Arsenal, no el Comisario europeo), al que he llegado a través de esta entrada de Halon Disparado, uno de los lectores comenta:
Oh the ignominy of it all. All these foreigners coming here to take whats rightfully ours says Little Rod. I guess some people still have trouble digesting the fact that we are living in the 21st century.

Rob, London

Cuando leo a alguien citar que estamos en el siglo XXI para dar por sentado que ahora hay que interpretar el mundo con parámetros completamente diferentes de aquellos a los que estábamos acostumbrados, me acuerdo de 1984, de 2001, una odisea del espacio, de Espacio: 1999 e, incluso, de La carrera de la muerte del año 2000. Es normal proyectar hacia el futuro nuestras esperanzas de progreso. O bien, si preferimos el pesimismo, situar en él nuestras distopías. Pero, si algunas distopías parecen hoy cómicamente desfasadas (aunque sólo sea por la fecha o por la literalidad -que no el fondo- de los hechos que relatan), ¿por qué seguir creyendo que algo ha cambiado para mejor sólo por estar en 2009?

A estas alturas ya deberíamos ser un poco más realistas (o, al menos, lo suficientemente cínicos) como para darnos cuenta de que el siglo XXI es tan sólo el siglo XX con un par de años más. Quizás sea conveniente empezar a situar nuestras esperanzas, por ejemplo, en el 2051. O en el siglo XXII. Pero a día de hoy no parece que internet, las aerolíneas de bajo coste, las becas erasmus, la liberalización comercial o cualquier otro concepto que hayan querido vendernos como elemento fundamental de un cambio de época, hayan tenido el efecto que se esperaba de ellos. Todo sigue igual, pero con una nueva capa de pintura.

Consideremos, por ejemplo, internet. Se suponía que un medio de comunicación universal (entiéndase: "universal", para aquella parte del Universo que puede costearse un ordenador y una conexión, que eso tampoco ha cambiado) podía contribuir a acabar con el cerrilismo y la desconfianza entre las personas de todo el mundo. Seguramente, esa era también la esperanza del londinense Rob. Pero en realidad, internet sólo sirve para que quien quiera exponer su cerrilismo pueda hacerlo ante un público aún mayor, y para que sea posible conocer a mucha más gente de la que poder desconfiar. Luego están los que ligan en los chats, pero la única novedad que eso aporta es una mayor capacidad para mentir sobre uno mismo.

En definitiva, el siglo XXI, en lugar de traer un mundo más avanzado, ha cambiado un poco la estética, ha facilitado nuevas formas de consumo y ha dado a luz a una forma más absorbente de ocio. Así que, a no ser que consideremos que estética, consumo y ocio son los pilares de la realidad, seguimos estando como en el siglo XX, pero sin disuasión atómica. Es decir, hasta cierto punto, peor.

lunes, mayo 18, 2009

Paulino se retrata

Los canarios tenemos una sensibilidad especial con las opiniones ajenas. Las positivas nos suben la moral y generan todo tipo de alianzas eternas y adhesiones incuestionables. Lo mismo pasa en toda España (desde que Woody Allen dijo que le encantaba Barcelona y que Oviedo era una ciudad "mágica", aquí lo tenemos por la quintaesencia del cine... y puede que lo sea, pero no por sus últimas películas, desde luego) pero en Canarias esta sensibilidad se eleva a la enésima potencia. ¿Quiere caerle bien a un canario? Dígale que las islas son maravillosas y que qué envidia, qué bien se vive, qué tranquilidad, qué gente más amable y acogedora, bla, bla, bla... Aconsejo algo de prudencia a la hora de tratar dos asuntos: el acento y la residencia. Los canarios hablamos como hablamos porque así lo hemos aprendido, no para que los demás se diviertan. Si le dices a un canario que te encanta su acento, lo más probable es que piense que le consideras un mono de feria. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que una afirmación como "si pudiera, me iría a vivir para allá" tampoco es necesariamente bien recibida. No es lo mismo un simpático visitante que llega para gastarse el dinero y luego volverse a su casa, que alguien que viene para quedarse y competir por espacio y empleo con los autóctonos*.
En lo referente a las críticas, los canarios somos especialmente dados a tomarlas como insultos imperdonables. Más aún si vienen de algún foráneo: "¿qué sabrá el godo/guiri jediondo este?". Una crítica no es una opinión diferente, razonada (es de esperar) y respetable. No, una crítica es un ataque personal al que hay que dar la más furibunda de las respuestas.
No muy furibundo, pero sí algo ofendido han retratado a Paulino Rivero en esta noticia, que recoge su respuesta a lo dicho por Zapatero acerca de que "en Canarias lo que sobra es tanto caciquismo" (no es un análisis muy sesudo, pero tampoco deja de ser cierto). Por un lado, la contestación de Paulino Rivero contiene, punto por punto, los tópicos de una respuesta a toda crítica venida de afuera:
- Tú no eres de aquí y no te enteras/no tienes derecho a hablar.
- Y tú más.
- Lo que tienes que hacer es mandar más dinero y darnos más competencias, no meterte con cómo llevamos aquí nuestro chiringuito.
Por otro lado, lo mejor de la noticia es que, no sé si por mérito de Paulino Rivero o del redactor, de las declaraciones del Presidente regional se deduce que el caciquismo en Canarias ha llegado a su punto máximo. Así, dice que en Canarias "hay tantos caciques como en Extremadura, León, Castilla La Mancha o en Andalucía, y de eso debe saber mucho el presidente del Gobierno de España". Se olvida de citar a la Comunidad Valenciana, Murcia, Madrid o Galicia, pero es comprensible que no quiera incomodar a su socio José Manuel Soria. El caso es que, siendo Canarias la decimotercera comunidad autónoma por tamaño y la octava por población, tener "tantos caciques como" las demás supone toda una concentración caciquil. Es por eso que, como reconoce el propio Paulino Rivero, el número de "caciques por metro cuadrado" crece ("prolifera") más en la península que en Canarias, donde ya no debe de quedar espacio para ni un cacique más. Aunque, pensándolo bien, el caciquismo debería medirse por población o, mejor aún, por PIB. Pero como llevo ya un tiempo viviendo fuera del archipiélago, no quiero contradecir a nuestro Presidente autonómico, no sea que me llame ignorante y me mande a callar.

* No es mi opinión, es sólo una explicación materialista a los prejuicios nacionalistas o raciales.

lunes, mayo 11, 2009

Tenerlo todo pensado es sólo una opción

Pero para improvisar hay que conocer las reglas.
Si el tiempo fuera reversible, bastaría con el método de prueba y error. Pero entonces, equivocarse sería un hecho tan trivial que ni siquiera serviría para aprender. Aún así, supongo que a largo plazo acabaríamos agradeciendo la comodidad de poder volver atrás y cambiar las cosas, aprovechar las oportunidades perdidas y evitar los malentendidos. Además, como dijo una vez un antiguo compañero del instituto, "si fuera cierto que de los errores se aprende, yo ya sería catedrático".

lunes, mayo 04, 2009

Democracia es cuando ganan los míos

Tengo que reconocer que no sé gran cosa de Moldavia. Existe, su nombre me recuerda a aquella república ficticia desde la que Tintín viajó a la luna y había leído (y casi olvidado) que exportaban vino. Hasta ahí lo que podía decir de Moldavia sin recurrir a la imaginación, hasta que me enteré de que habían ganado las elecciones los comunistas. "Mira qué simpáticos", pensé. Casi como aquella vez, hace unos dos años, que Arguiñano dijo que España era el tercer consumidor mundial de carne de conejo, después de Francia y la Unión Soviética. Aunque no sea nostálgico de la URSS, son cosas que me hacen sentir menos viejo.
Luego vinieron las protestas y saqueos por parte de la oposición moldava, o mejor dicho, por parte de unos cuantos adolescentes descontentos con el resultado electoral, que se habían reunido a través de Twitter. A pesar de que los observadores internacionales respaldasen la validez de los comicios, a pesar de que la "oposición" sea un puñado de vándalos de la que no se sabe qué ideas o proyectos puedan tener, la cobertura mediática pone en el punto de mira al gobierno moldavo. Claro, si son comunistas, algo malo habrán hecho. Algo malo, como haber ganado las elecciones en 2001 y 2005, tomando el relevo de gobiernos anteriores de centro y centro-derecha. Algo malísimo, como ser la opción política más votada por los moldavos desde 1998 (ese año, el Partido Comunista Moldavo fue el más votado pero no consiguió reunir una mayoría suficiente para formar gobierno). Estos pérfidos comunistas, que usurpan el poder por el torticero método de ganar elecciones, deben ser culpables de algo. De cualquier cosa. Por mucho que la OSCE avale la corrección de las elecciones. La OSCE, esa pandilla de rojos. Porque si no ganan "los buenos", eso no puede ser democracia. Al menos, algo así debe de pensar el tal Pablo Pardo que, preguntándose qué ha hecho mal Obama ("¡oh, cielos! ¿Obama? ¿ha hecho algo mal? no me lo puedo creer") dice que al no hacer nada El Profeta contra los "comunistas prorrusos" que "roban las elecciones", ha dado una buena noticia a "dictadores y/o países con ansias expansionistas".
Como dije antes, no añoro a la URSS. No sé casi nada de Moldavia, ni sé qué hace o qué se propone hacer el Partido allí, así que tampoco es que me alegre por su victoria más allá de lo anecdótico. Pero ya cansa que cualquiera pueda poner el "modo Guerra Fría: on" y ponernos de sospechosos, porque le da la gana, a comunistas y demás ralea a la que no nos entusiasma el capitalismo, ese benéfico sistema para la felicidad universal que ha de poner punto final a la Historia.
Y cansa más todavía cuando, a estas alturas, ni siquiera los pro-capitalistas creen en el capitalismo. ¿No se suponía que los empresarios tenían derecho al beneficio porque asumen un riesgo? Pues ahora que el riesgo se ha materializado en un resultado negativo, que lo asuman. Que quiebren bancos y empresas. Pero no, hay que inyectar dinero público a los bancos, hay que estimular fiscalmente a las empresas, hay que pagar del bolsillo de todos las chapuzas de unos cuantos... y a esa privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas, se lo envuelve con la sonrisa de Obama y el marido de Carla Bruni lo llama "refundar el capitalismo".
Y después, los pérfidos, los sospechosos, los ladrones... seguimos siendo los comunistas, ¿no? Váyanse al carajo.