domingo, febrero 21, 2010

Leyenda urbana

Una conocida leyenda urbana acerca de la música pop afirma que determinadas canciones contienen mensajes ocultos que sólo pueden descubrirse si se escuchan las grabaciones al revés. Así, en canciones de apariencia inofensiva se esconderían oscuros mensajes que, con frecuencia, consistirían en invocaciones y alabanzas satánicas, que los músicos colocarían tanto para agradecer al diablo su colaboración en el éxito del grupo o cantante en cuestión, como por ser todos los artistas pop meros instrumentos del maligno para pervertir a la juventud.
Una faceta menos conocida de este fenómeno es la inserción de mensajes positivos y beatos en canciones aparentemente "peligrosas". Por ejemplo, al escuchar hacia atrás The House of the Rising Sun, (en concreto, en la versión de The Animals), se podrá escuchar el relato de la feliz y apacible vida de una familia acomodada y funcional en el medio oeste americano. Sympathy for the Devil de los Rolling Stones contiene, al revés, un catálogo de milagros de los principales santos cristianos, así como una fórmula en latín para repeler al demonio. También Highway to Hell, de AC/DC, contiene un mensaje oculto: nos aconseja llevar una vida de recogimiento y meditación, ya que ése es el camino de la salvación. Hay quien dice, por último, que la discografía completa del Chivi es, puesta al revés, un tratado de buenas maneras y saber estar, pero no he tenido paciencia para comprobarlo.

domingo, febrero 14, 2010

Lobby

Mucho se ha hablado del papel desempeñado por la industria farmacéutica en la ola de alarmismo desatada el año pasado con la gripe A. Desde hace unos años, se afirma, las sucesivas alarmas sobre mutaciones del virus de la gripe serían poco más que una campaña de márketing para la mejor explotación de la patente del Tamiflú, propiedad de una poderosa compañía farmacéutica relacionada con Donald Rumsfeld, etc... Además, vista la coyuntura favorable, otros laboratorios también habrían desarrollado sus medicamentos antigripales, con más interés en su comercialización que en su efectividad. Un buen ejemplo sería la famosa vacuna que se aprobó a toda prisa para que los gobiernos pudieran aprovisionarse con millones de dosis, (siempre y cuando eximieran al laboratorio de toda responsabilidad en caso de no ser del todo adecuada), y con la que ahora nadie sabe qué hacer ni dónde colocar todo el excedente. Apostaría algo a que acaban revendiéndola como ayuda humanitaria, en cuando llegue el invierno a los países pobres.
Sin embargo, al culpar sólo a la industria famacéutica de instigar el miedo no se cuenta toda la verdad, porque los principales interesados en que cundiera el pánico y la paranoia quizás sean otros. Un colectivo pequeño y que, por lo general, pasa desapercibido, pero cuyas ramificaciones se extienden por doquier. Un grupo reducido de personas que obtuvo pingües beneficios a costa del miedo a la gripe A. Sí, los principales beneficiados de la histeria gripal fueron los cartelistas e impresores, que se hicieron de oro con el suministro de carteles como este:

Como puede verse, la astucia de los cartelistas no conoce límites, ya que alertan contra la "Nueva gripe" sin especificar de cuál se trata. Así, cuando el próximo otoño un nuevo animal de compañía (o de granja) comparta con nosotros su virus de la gripe y los carteles del año pasado ya hayan sido arrancados, tras amarillear durante meses en tablones y vitrinas, los cartelistas volverán a vender el mismo diseño a colegios, ayuntamientos, hospitales y demás establecimientos en que se considere oportuno ofrecer instrucciones de higiene personal. Estamos en sus manos, sin remedio.